No importa que haya que saltarse clases, qué más da si llueve a cántaros, no pasa nada si mañana hay un examen y da igual que la espera se alargue durante horas. «Por Pablo, ¡todo!», decían una y otra vez. El cantante malagueño reunió a miles de personas en la firma de discos de ayer en el centro comercial Rosaleda. Llegó con retraso -algo más de media hora- pero salió dispuesto a dejarse la piel por esas personas que le han dado 'Tanto', como canta en su segundo disco de estudio, un tema que ayer regaló en directo.
«Os he echado de menos. Gracias de corazón por este recibimiento y por tratarme así», declaró el malagueño. Enfrente tenía a una multitud eufórica que no dejaba de piropearle -por su voz, por guapo, por dulce, por simpático...-, que no se cansaba de cantar sus temas y de desgañitarse gritando su nombre. La cola daba la vuelta por todo el interior del centro comercial, hasta un punto en el que el final casi tocaba el principio. En menos de dos horas se agotaron los calendarios con fotos del malagueño y, en ese tiempo, el puesto instalado junto a la fila vendió alrededor de 400 ejemplares de almanaques y discos.
Las hermanas Gema y Elena Zambrano, de 21 y 6 años, ocupaban el puesto de cabeza. Habían llegado a las ocho de la mañana cargadas de regalos: peluches, flores y cartas. ¿Por qué? «Porque es Pablo, es guapo, simpático, canta muy bien y encima es malagueño», aseguró la mayor, que admitió haberse saltado las clases. ¿Y qué piensa tu madre? «¡Está aquí también!», exclamó entre risas. No era la única. Muchos estudiantes se tomaron ayer el día libre con la venia de sus padres.
Y es que Pablo Alborán ha conseguido romper barreras generacionales y que en algunas casas todos compartan gustos musicales. Antonio Salva e Isabel Anaya empezaron acompañando a su niña a los conciertos... y ahora son unos fans más. Cada uno llevaba ayer su propio disco. Obdulia Fernández también guardaba cola con su hija y su sobrina desde primera hora de la mañana. Las tres habían hecho un viaje relámpago a Madrid el sábado solo para ver a Pablo Alborán salir de una emisora de radio. Y lo consiguieron. «Te da un abrazo y ya se te quita todo», apuntó. Hay quien se ha recorrido más kilómetros por él. Desde Argentina vino Carolina Viscardi. Salió de su país hace unos meses para conocer mundo y decidió visitar la ciudad en la que nació su ídolo. «Me enamoré de Málaga y ya no me quiero ir», contó.
Alborán correspondió a ese cariño cantando con su guitarra 'Tanto', que terminó con un «No hay forma de seguir... sin Málaga». Tenía un coro de miles de voces. Luego interpretaría varios temas más. Estaba «feliz» de encontrarse en casa y volver a ver a «gente que está ahí desde el primer día de Youtube». Por ellos aguantó sin perder la sonrisa horas y horas con el bolígrafo en la mano. Aunque estaba previsto que terminara a las nueve de la noche, el malagueño continuaba firmando al cierre de esta edición. La historia se repetía: subía una persona -a veces llorando-, se abrazaba a Pablo -tanto que en ocasiones tenían que separarles-, un miembro del equipo del cantante hacía una foto y firmaba: «Para Elisa, de Pablo Alborán».
Mientras tanto, en la cola «infinita» pasaban el tiempo cantando, compartiendo palomitas, comiendo chucherías y hasta estudiando, como un grupo de alumnas que se preparaban un examen de inglés. Everything for Pablo.
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